¿Sabías que la nueva ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados regula los impuestos sobre algunos plásticos y residuos que acaban en vertederos e incineradoras?
El objetivo de esta ley es reducir la producción de residuos y reconducir las actividades hacia una economía circular, además de regular algunos impuestos sobre la disposición final y tratamiento de los residuos, también tiene en cuenta las actividades potencialmente contaminantes.
A nivel global, se pretende conseguir la reducción de los efectos negativos de la generación y gestión de los residuos en la salud y el medio ambiente, y así dar un paso en la lucha contra el cambio climático y protección del medio marino (especialmente debido a residuos plásticos de un solo uso).
Todo esto pretende avanzar en los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, además de fortalecer la prevención de residuos incluyendo medidas para contribuir a los ODS relativas al desperdicio alimentario.
¿Y qué debo tener en cuenta para aplicarlo en mi organización?
Para empezar, hay que tener en cuenta que los requisitos mínimos obligatorios aplicables a la responsabilidad del productor se amplían.
En el capítulo I de esta ley se define el impuesto especial sobre los envases de plástico no reutilizables (en fabricación, importación o adquisición comunitaria de estos envases). Este impuesto depende de la cantidad de plástico no reciclado (Kg) contenida en los productos objeto del impuesto.
En el capitulo II se establece la regulación del impuesto sobre el depósito de residuos a vertederos o incineración, siendo superior cuando el tratamiento de estos finalice en estas dos vías de eliminación.
Por otro lado, y no menos importante, en el capítulo VIII sobre suelos contaminados regula las actividades potencialmente contaminantes de suelos y determina con mayor concreción las actuaciones y responsabilidades que deben seguir las empresas según su actividad actual, así como actividades anteriores.