La transición energética, hacia una economía baja en carbono, está aumentando las instalaciones de paneles fotovoltaicos, que cada vez son más comunes en el paisaje urbano y rural. Pero, ¿qué se hace cuando una instalación llega al final de su vida útil? La mayor parte de las compañías tienen en cuenta el periodo de amortización, que no tiene por qué coincidir con la vida útil del panel (ésta es más larga aunque el panel pierda eficiencia una vez se ha cumplido el periodo de amortización de la instalación).
La eliminación de este tipo de residuos, clasificados como residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), tiene un coste asociado, que también convendrá tener en cuenta, así como por supuesto el tipo de tratamiento al que debe destinarse.
La Directiva 2012/19/UE establece medidas destinadas a proteger el medio ambiente y la salud humana mediante la prevención o la reducción de los impactos adversos de la generación y gestión de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, y mediante la reducción de los impactos globales del uso de los recursos y la mejora de la eficacia de dicho uso.
De acuerdo con la directiva, los objetivos mínimos aplicables a la categoría de paneles fotovoltaicos), a partir del 15 de agosto de 2015:
👉 Valorizar un 80%
👉Preparar para reutilización y reciclaje un 70%
Así que, hay tiempo, porque la vida útil de un panel es larga, pero no conviene perder de vista los requisitos para el tratamiento de estos residuos.